El estado de confinamiento que ha pasado la población española ha alterado de forma temporal los tres pilares en lo que se sustenta la salud (hábitos nutricionales, ejercicio físico y el último pero no menos importante el sueño). No tendremos salud si nuestro sueño no es saludable.
“Horas de sueño perdidas, horas que no recupero nunca”
La pérdida de rutinas y horarios como consecuencia de la pandemia está afectando de forma significativa a los ritmos biológicos de los adolescentes. Estos ritmos son controlados por un reloj interno situado en la base del cerebro que se encarga de regular los tiempos de actividad –descanso, la temperatura corporal, el hambre y los ciclos de vigilia – sueño.
Cuando los jóvenes mantienen horarios irregulares de sueño, de comida y actividad su reloj interno que es muy sensible termina desajustándose y desincronizándose con respecto al reloj social, laboral y escolar que marca otra hora diferente a la suya y terminan desarrollando lo que se denomina un jet lag social.
Cuando se dan grandes diferencias entre las horas de sueño del fin de semana o festivos con respecto a las horas de sueño de los días escolares o laborales, tiene como consecuencia que el adolescente vaya acumulando una deuda de sueño ; es decir que sus necesidades de sueño diarias no son cubiertas y empieza a deber horas que intenta compensar cuando la circunstancias son favorables pero lo que ignoran es que el sueño es como el tiempo no se recupera nunca aunque se intente compensar.
Actualmente se sabe que no dormir las horas necesarias según la edad y no mantener horarios regulares de sueño se ha relacionado con un peor rendimiento escolar, alteraciones en la atención, concentración y razonamiento así como un incremento de la irritabilidad, ansiedad y depresión, también con problemas de crecimiento, debilidad del sistema inmunológico, desaceleración del desarrollo intelectual, alteraciones metabólicas, abuso de sustancias, insomnio, etc.
Pero no toda la culpa es de ellos ya que durante la adolescencia que va desde los 12-24 años se produce una reorganización en los patrones de sueño y se tiende a olvidar de algo tan importante como el cronotipo (vespertino y matutino) que es la predisposición natural de cada persona tiene de experimentar su mayor pico de energía o de descanso según la hora del día; es decir abarca un período del día donde se da un mayor rendimiento del individuo y que actualmente no se tiene en cuenta ni a nivel curricular ni laboral.
Esta tendencia está cambiando en muchos países que se están planteando ajustar los horarios escolares y laborales a los periodos de mayor actividad energética, eficiencia y rendimiento de cada persona basado en su cronotipo.
¿Cuáles son las señales más frecuentes que nos hacen pensar que un adolescente presenta un problema de sueño?
Existen una serie de señales en el comportamiento diurno de un adolescente que nos pueden orientar a pensar que lo que le está ocurriendo puede tener un origen en un problema de sueño sobre todo cuando las circunstancias y la oportunidad de dormir son las adecuadas y no se producen.
Las señales o banderas rojas que nos ponen el alerta son:
- Dormirse en clase frecuentemente o en situaciones poco estimulantes
- Llegar tarde repetidamente al centro escolar por las mañana o a compromisos sociales y familiares
- Disminución brusca del rendimiento escolar
- Cambios de conducta y de humor repentino
- Abuso de estimulantes
- Pasar mucho tiempo en el dormitorio antes de la hora de dormir con alta tecnología (móvil, tabletas, pc…)
- Sensación diaria de falta de energía y cansancio diurno
¿Cuándo debo consultar con un especialista en sueño?
Debemos consultar a un especialista para evitar un posible trastorno de sueño futuro de difícil intervención y tratamiento cuando algunas de las señales nombradas anteriormente empiezan afectar de forma significativa en de las actividades diarias del adolescente (escolar, social, familiar y personal) y presentan una duración de 2- 3 semanas.
En Gabinete Creze contamos dentro de nuestros servicios con una unidad de sueño. Es un servicio interdisciplinar, en el que se lleva a cabo la evaluación y tratamiento de los distintos trastornos del sueño a los que nos podemos enfrentar. Al frente de esta unidad de sueño se encuentra José Luis Manjón, neuropsicólogo y autor de este artículo.